lunes, 21 de mayo de 2018

Lealtades Familiares Invisibles


El amor es una energía mediante la cual los seres humanos nos vinculamos. Esta energía, este amor en ocasiones puede estar acompañada de sentimientos de ternura y cariño y a veces no.
Este amor se puede canalizar de dos maneras, de una forma sana cuando le ponemos conciencia, de esta manera amo al otro de la misma forma que me amo a mi mismo, sin perderme en los otros. Este es un amor adulto, maduro. 
La otra forma del amor es  inconsciente, es un amor infantil, también llamado amor ciego, es un amor que no tiene orden.
En el artículo de este mes quisiera hablar de un tema que en los últimos tiempos le estoy prestando mucha atención, porque observo desde mi propia historia y de las de muchos de los que me rodean como estamos imbuidos en estas lealtades familiares invisibles, y quisiera explicar que significa esto de una manera sencilla, para que tanto aquellas personas que están iniciadas en el mundo del crecimiento personal, como para las que no lo están entiendan el significado de una forma sencilla.
Decimos lealtades porque somos lo que se espera de nosotros para el grupo, invisibles, porque esto sucede de una manera inconsciente, no nos damos cuenta, no lo vemos, y familiares porque pertenecemos a un sistema familiar, lo que podríamos decir nuestro clan. Desde el mismo instante en que nacemos formamos parte de nuestro sistema familiar. Tenemos una gran necesidad de pertenecer a nuestra familia, esto está grabado en todas nuestras células y haremos cualquier cosa por ese sentido de pertenencia, cualquier cosa, porque en nuestro cerebro más antiguo está grabado esta necesidad, como en años pasados, aquel que era castigado al ostracismo era fácil que pereciera, pues igual pasa hoy en día, la misma sensación de que no formas parte de tu familia, de que no perteneces a ella, te da un sentido de inseguridad muy grande y asusta tremendamente.
Desde muy pequeños, debido a una exigencia social, familiar, se nos exige una respuesta a lo que los padres nos demandan, a lo que la familia nos pide, combatimos desde bien jóvenes por ser lo que los demás esperan que seamos, dentro de las familias se comparten los valores, se espera que funcionemos de maneras determinadas. Cada uno dentro del grupo tiene una identidad propia, pero como grupo, como sistema, existen unos hilos invisibles, unas normas invisibles, a veces nombradas verbalmente a veces no nombradas, guiones de vida, formas, interpretaciones que de alguna forma todos seguimos, y cuando esto no sucede, cuando algún miembro sale de estos lazos, es retirado, separado del grupo, se le excluye, lo que significa la propia muerte simbólica. La pertenencia da seguridad, como estar en los brazos de mama cuando eres un bebe.
Es normal que cuando se es chiquito se tenga esta necesidad de pertenecer, pero al ir haciéndonos mayores necesitamos crecer, volvernos autónomos, pararnos para observar lo que nos sucede y cambiar en nosotros lo que haga falta.
No has tenido nunca la sensación de estar repitiendo una y otra vez las mismas historias? Pues esto tiene mucho que ver con las lealtades invisibles de las que os hablo en este artículo. Porque nos quedamos pegados a nuestro sistema y no avanzamos, y repetimos las historias de los nuestros, de los más cercanos o de los más alejados. Es seguro que dar un paso hacia adelante, ser autónomo y pensar de manera distinta no significa que vas a dejar de pertenecer a tu familia. No tenemos que responder a lo que los otros desean. Crecer y ser adulto significa desarrollar autonomía propia, hacer tu propio camino. Cortar los nudos que nos atan al pasado. Ser lo que yo soy, consciente.
Las expectativas de los demás nos atan y no nos dejan avanzar, a veces se está más pendientes de lo que te piden otros que lo que tú mismo deseas. Este es un amor infantil que no te deja crecer. Yo pongo mis propias normas de vida y de esta forma dejo de repetir historias, pero para esto tengo que renunciar a la seguridad familiar, tengo que abrirme a lo nuevo, a la incertidumbre de no saber cómo será, pero seguro que mis cualidades únicas me darán la fuerza para avanzar hacia la vida.
Para poder hacer lo que hemos venido a hacer a esta vida es importante conocer tu historia familiar, para ver lo que sucedió antes de ti y no seguir repitiendo pautas que ya no sirven ni a unos ni a otros pero que por amor ciego y por esa necesidad de pertenencia seguimos repitiendo. Es importante poner conciencia de si hay algo que hace que no avancemos en nuestra vida, parando a preguntarnos qué es lo que nos sucede, para no quedar anclados al pasado, para darnos cuenta de a quien estamos siendo leal quedándonos sin vivir la vida que hemos venido a vivir.
He visto a muchas personas ancladas en sus vidas, atrapadas y fieles a sus sistemas familiares, sintiendo una gran culpa que las ata, las oprime y no las deja avanzar, creyendo que si lo hacen de una manera diferente a los suyos, si caminan hacia adelante sin mirar atrás, serán excluidas del sistema, y entonces deciden no avanzar, sin darse cuenta de que no viven y no son felices.
Hubo un tiempo en el que no entendí cómo funcionaba la vida, cada día la entiendo un poquito más. Me abro a nuevas posibilidades, aunque no tenga los registros sé que lo anterior ya no es funcional para mí, ya no me sirve no funciona, y soy consciente del tiempo que me paralice. Quiero encontrar nuevos caminos y para ello necesito ensayar nuevas respuestas, desarrollar mis propios talentos y ponerlos al servicio de la vida. De niña necesitaba sentirme parte de, cuando en la adultez hay deficiencias seguimos necesitando pertenecer, pero cuando maduramos y nos atrevemos a vivir nuestra propia vida, dejamos de repetir historias, dejamos de estar anclados a algo que ya no funciona, nos volvemos autónomos, seres sonrientes y sin duda seguimos perteneciendo a nuestro sistema familiar, pero ahora con más criterio y menos apegos. Fieles a nosotros mismos y viendo con claridad lo que es nuestro y lo que no.

“Tienes tus ancestros incrustados en la piel y en los sesos. Avanza hacia el futuro desprendiéndote de su tiranía” Alejandro Jodorowsky