Me he
preguntado muchas veces por qué a pesar de tener consciencia sobre ciertas
experiencias negativas vuelvo a repetirlas una y otra vez cediendo a las
situaciones que las causan, sin alejarme de ellas, sin rechazarlas…
Carl
Jung escribió “aquello que no se hace consciente se manifiesta en nuestra vida
como destino”…Yo siento que hay algo más ya que creo que tengo consciencia en
este sentido. Quiero ir más allá. Quiero desentrañar ese por qué de esas
repeticiones y experiencias negativas en las que caigo repetidamente pese a
que, cuando pienso en ellas, tengo consciencia de las mismas. Para ello estoy
leyendo sobre Neurociencia y esto me está abriendo nuevas visiones para poder
entender.
Cuando
en la infancia sufres un shock grande o un trauma, cuando vives eventos
extremos, se forman en algún lugar del cerebro recuerdos traumáticos
perjudiciales para el organismo y esto conduce a tener trastornos cerebrales.
Se da una desregulación del eje hipotalámico, hipofisario, adrenal… No soy ninguna
entendida en la materia, pero esto me lleva a concluir que nuestro sistema
biológico sufre, que hay ciertas regiones cerebrales que a partir de entonces
trabajan de manera disfuncional. Como consecuencia de ello, el niño o el adulto
que en la infancia ha sufrido un shock no funcionan de una manera “natural”, no
de la misma forma que aquel que no ha sufrido un shock.
Dicho
de una manera sencilla, creo que en nuestra corteza cerebral se genera como un
rail de una vía del tren que hace que, aunque tengas consciencia, tiendas a
repetir una y otra vez el mismo recorrido. Deberás estar muy atento y
esforzarte para no entrar en él pues esto te llevará una y otra vez al mismo
lugar, a las mismas experiencias, quedando atrapado sistemáticamente en aquello
que no deseas, que tu consciencia rechaza.
Un
acontecimiento de gran impacto acaecido en la infancia deja una gran huella,
sobre todo debido a que el cerebro de un niño está formándose. El cerebro es el
órgano del cuerpo menos estudiado o del que menos datos se tiene. En esto la
neurociencia está avanzando mucho y dando esperanzas a las personas que han
sufrido durante muchos años problemas mentales, ya que da esperanza gracias a
la neuroplasticidad innata que poseemos y se sabe que con el tratamiento y
esfuerzo adecuados se pueden eliminar los viejos carriles y crear nuevos en los
que nos sintamos bien con nosotros mismos.
Es esencial
tener consciencia de qué o cuáles son aquellos indicios que te llevan de cabeza
a ese rail que en realidad no deseas o qué situaciones de las que vives te
meten de manera inmediata a él al activarse algún circuito en el cerebro. Si,
por ejemplo, no tomo vino, no accedo a estar con determinada persona, no como
dulces, no me quedo tumbado en el sofá horas y horas, etc. es muy probable que
no suceda lo que, realmente y en conciencia, no deseo que suceda.
Cuando
haces terapia descubre un montón de cosas que te ayudan. Tienes herramientas
que puedes utilizar pero hay que utilizarlas y esforzarse en hacerlo. Tienes
que estar mucho más alerta que las personas sin este problema porque a la mínima
ya estas dentro, ya has caído de nuevo.
A veces
he pensado que podría funcionar de una manera igual a la de la mayoría
olvidándome por un instante que lo que viví me llevó a una vida diferente de la
de la mayoría. Por haberla vivido no puedo olvidar que de vez en cuando algo
activa ese mecanismo y he de estar muy atenta para no volver a caer en ciertas
situaciones que me llevan directamente al viejo rail de mi memoria.
Con
terapia construí un carril nuevo que debo potenciar y repasar una y otra vez
para no volver a repetir ciertos esquemas que están marcados a fuego en mi
cerebro, en aquel que el trauma forjó. Cuando lo tienes claro sabes que hay un
primer paso que te lleva de cabeza a ello. Es cuestión de no darlo aunque no siempre
es fácil.
Tengo
una obligación para conmigo misma. Ser consciente y actuar en consecuencia. Un
principio de amor que hoy repaso con el corazón.
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