Cada
final de año, al llegar a esta época, es habitual evocar lo vivido durante los
últimos doce meses, observar que hacemos cosas parecidas a las que al empezar
el año dijimos que no volveríamos a hacer y de nuevo volver a proclamar los
mismos propósitos para el año que llega. Unos propósitos que decimos
importantes y estamos decididos a cumplir, pero que pasadas las festividades
perdemos de vista u olvidamos rápidamente.
También
suele ocurrir otro fenómeno. Un montón de personas dice que reniega de estas
fechas, que desea que no existieran, que no quieren ir a casa de sus papás, o
de sus hermanos, o de sus cuñados, porque se sienten mal allí, pero allí
vuelven año tras año, como un hechizo frente al que no pueden oponerse. Al
mismo tiempo participan de lo que esas mismas personas denominan como histeria
colectiva o atontamiento global del consumismo, que les envuelve en una especie
de trance, y empiezan a hacer colas eternas para comprar pasteles carísimos, van
a tiendas reventadas de gente y pagan precios que el resto del año pueden
volverse asequibles pero que en estas fechas se disparan, acuden a bares llenos
a rebosar a beber con gente como si fuera el ultimo día…
¿Hemos
olvidado el verdadero significado de la navidad o no? Para cada persona tiene
su particular significado sin que ninguno de ellos sea en principio mejor o
peor que otros.
¿Te has
planteado alguna vez hacer en estos días las cosas de manera diferente? Somos
animales sociales pero también debemos pensar en nosotros mismos y enfocar las
reuniones familiares de tal forma que no salgamos ni nadie salga dañado de
ellas. Es cierto que debemos cuidar la parte social y hacer esfuerzos para ello
pero si algunos encuentros nos superan puede ser mejor no acudir si con ello
ganas respeto por ti mismo y, a la vez, no bloqueas lo que otras personas viven
en esas reuniones. Es posible incluso que tu familia lo entienda y te lo
agradezca.
En
estos días puedes reflexionar y cuestionarte algunas cosas con las que no estás
satisfecho pero no hay por qué esperar al año próximo para cambiarlas.
Cualquier día es bueno para ello. No te plantees grandes retos que sabes que acabarás
por incumplir, es más interesante ir de a poquitos pero con objetivos que sepas
puedes lograr. Estate contigo mismo, comprométete con tu ser, no esperes a
hacerlo en un día determinado, cuenta contigo, trabaja por satisfacer tus
necesidades, empatiza con el prójimo, di SÍ muchas veces pero también di NO,
comparte, ama, ríe, disfruta, juega, pero hazlo cada día del año.
En
estos días he agarrado un trancazo monumental. Mi cuerpo me reclama atención y
yo se la estoy dando. Estamos de vacaciones, cuidándome. Un propósito para mí
ha sido dejar de fumar sin esperar al uno de enero y mi cuerpo lo agradece
tanto….. Mañana llega mi hija a la que adoro,….. todos los días del año..… ¿Que
más podría pedirle a la vida?
Te
deseo un FELIZ 2019 lleno de ti.
Un
abrazo
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