domingo, 1 de septiembre de 2019

ENCUENTROS Y REFLEXIONES EN VACACIONES

Estoy de vacaciones en un hermoso camping junto a mi hija y estoy disfrutando un montón. Juego, sonrío, me relajo, viajo, y hago cosas que el resto del año no hago de manera habitual, pero algo que no dejo de hacer es viajar hacia mi interior y vaya donde vaya no dejo de hacerlo. Es para mí el viaje que ayuda a dar sentido a mi vida.
Ayer en el camping conocí a una mujer y en sólo cinco minutos habíamos
conectado. Esto me llevó a pensar cómo es que a menudo estamos rodeados
de personas durante toda una vida con las que no conectamos pero de vez en
cuando, si estás abierta, te encuentras con alguien con quien conectas en
cinco minutos. La magia de la vida.
Algunas personas a lo largo de la vida me han criticado por estar siempre
ahondando en mi interior. Lo que ellas no saben es que el no hacerlo hace que
probablemente ellas vivan a medio gas. Esto puede parecer exagerado pero
realmente lo siento así. Vivimos a la misma profundidad a la que somos
capaces de bajar y sin esa profundidad la vida se queda en la superficie. Todo
depende de adonde quieras llegar.
Para mí no hay medias tintas en la vida. Tuve que vivir lo que me tocó y luego
tuve que ponerle mayor conciencia para poder salir de aquel lugar, del que salí
reforzada, crecida, responsable y mucho más fuerte.
Ayer también me encontré con otra mujer que aún no ha salido de su pozo y
me confesó entre lágrimas que seguía sintiéndose atrapada y atada a su
historia porque aún no la había resuelto.
Me emociona que la gente se abra así conmigo al poco rato de conocerme y
me fascina ver el ansia de mejorar de muchos porque realmente las historias
no resueltas nos atrapan en vidas encorsetadas que nos hacen sufrir.
Al final venimos todos del mismo lugar y a mi modo de ver ese lugar se llama
infancia. Sin excepción todos tuvimos esos primeros instantes y en nosotros
dejó un legado que hoy en día sigue actuando. Para muchos su infancia fue
feliz pero para otras personas lo que en aquellos primeros años sucedió se
metió tanto en nuestras venas que hoy en día seguimos sin poder respirar. Me
gusta hablar en la primera persona de plural porque durante muchos años yo
también fui una de estas personas y cuando me encuentro a alguien que aun
sigue estando atrapada vuelvo a revivir aquellos primeros años, con las
perspectivas del tiempo pasado y habiéndolo superado.
Ayer me contaba esta mujer acerca de su madre maltratando a su padre…y por
ende toda una vida de maltratos a ella y sus hermanos, y cómo eso le había
afectado y lo seguía haciendo. Me miraba con ojos ávidos de poder definir la
verdad. Al yo pronunciarla sintió una especie de alivio y sus ojos empezaron a
llenarse de lágrimas. Por fin un poquito de paz, alguien que nombraba su
verdad más oculta sin miedo. Una y otra vez vuelvo a ver lo mismo en ojos

ajenos pero que no por ajenos resuena distante. Por el contrario, comprensión,
claridad y una mano amiga que le dijo que siempre se puede ser libre.
Quiero volver a escribirlo porque cada vez que me encuentro una historia como
esta vuelvo a revivir mi historia. Los años y mi trabajo me han curado y me han
hecho ser libre, aunque siempre quedan cosas, pero el haber puesto nombre y
haber dado voz a la niña que fui me liberó. Al seguir poniendo nombre a la
verdad otros toman la perspectiva de que por muchos años que tengamos
siempre hay oportunidad de crecer y hacer frente a lo que llevamos dentro.
El cuarto mandamiento ha hecho mucho daño a millones de personas. Amarás
a tus padres sobre todas las cosas. NO, NO, NO… y una vez más NO. Porque
llevado a la práctica nos engancha y nos enreda en vidas sin color de la que no
podemos salir.
He podido comprender de donde provengo, asumir aquello que me ocurrió,
entender a mis monstruos, aceptarlos y además decir SI, gracias, ellos me
dieron la vida pero NO, nunca mas daré paso al abuso, a la manipulación que
se teje en el silencio de familias rotas donde nada tiene sentido, a la confusión
que genera en los niños y sigue en la edad adulta por no comprender lo que
está ocurriendo, a esa tela de araña que se teje y te asfixia y que provoca en
nuestras vidas disfunciones en muchos campos. Yo soy libre de ello porque ya
lo comprendí, lo trabajé, me lo perdoné, porque el perdón más tiene que ver
con uno mismo. Dejé de sentirme culpable y devolví esa carga a aquellos que
les correspondía, a los que causaron el dolor, devolví lo que no era mío y ahora
hago de mi vida lo que creo conveniente, pero con esas gafas que después de
haberlas limpiado me dejan ver la vida como es en realidad.
Mi nueva amiga acabó por decirme que seguiría aprendiendo y se convenció
de que podrá ser libre cuando al fin pueda soltar a su madre.
Los seres humanos básicamente y en esencia somos lo mismo. Formamos
parte de un entramado mayor y nunca estamos solos aunque creamos que lo
estamos y nos aislamos de los demás. La esencia en todos es la misma
aunque cada uno la haya vivido a su manera.
De pequeños no tuvimos otra oportunidad que vivir de la mejor manera aquello
que nos tocó, pero ahora como adultos tenemos todas las posibilidades de salir
del pozo en el que cada cual esté metido. Mamá y papá son dos personas que
tienen el poder que nosotros les otorgamos pero siempre, siempre, tenemos la
oportunidad de decir NO, y es ese NO más es el que te libera, el que nos libera
el que me libero a mí.

Mirian Alonso

miércoles, 6 de marzo de 2019

PADRES Y MADRES CONSCIENTES ….. HIJOS LIBRES



En alguna ocasión me he preguntado cómo me hubiera sentido en mi vida si mis padres hubiesen sido personas conscientes en la época en la que tuvieron que educarme. No he encontrado respuesta y ya he dejado de preguntarme. 

Los “…y si…” nunca fueron buenos. Soy consciente de que mis padres hicieron lo que supieron, aunque desde luego no fue lo que yo necesité, y por eso ya no indago ni doy más vueltas al tema. Sin embargo, la pregunta que sí me hago es en referencia a cómo puedo hacerlo yo con mi hija, cómo poner más consciencia para que mi hija crezca sana y feliz y así poder acompañarla a que crezca libre de condicionamientos para que llegado el momento se sienta libre y preparada para abrir sus alas y alzar el vuelo. La maternidad me ha hecho uno de los regalos más sorprendentes que disfruto en mi vida y por el cual me siento agradecida.
Soy consciente de que todos los padres, en principio, quieren lo mejor para sus hijos pero venimos heredando de generación en generación una serie de patrones de conducta, de mapas mentales ancestrales, que muchas veces son disfuncionales y, aunque haya sido con la mejor intención, no siempre han sido los más adecuados. Si no los cuestionamos seguiremos transmitiéndoselos a nuestros hijos a la vez que les enseñamos para que hagan lo mismo con los suyos.
El panorama actual en lo que respecta a la crianza puede parecer a muchas personas desolador. No son pocas las veces que he escuchado frases como “qué es lo que estamos haciendo con nuestros hijos…”. Junto a esto, también cada vez son más los que tratamos de involucrarnos y hablar de una crianza más consciente en equilibrio. Estoy segura de que cada vez somos más los que nos cuestionamos cómo lo estamos haciendo y si esto es lo mejor que podemos hacer por ellos, si es lo que necesitan.
Toda esta cuestión me interesa desde un punto personal, basado sin ninguna duda en mi experiencia vital infantil. Mi deseo es aportar mi granito de arena y de remover alguna que otra conciencia sin lo cual nuestros hijos e hijas pueden estar perdidos como lo estuve yo en mi infancia. Mantener su inocencia, dejar que sean los niños que son y no cargarles con nuestros viejos fantasmas no es tarea fácil, pero todo ello depende de nosotros.
Mi hija sabe que soy una eterna persona comprometida con el maltrato y abuso infantil. Darles voz, nombrar lo que sienten está directamente unido con la voz que yo no tuve pero que ahora sí tengo. Pero sobre todo tengo un interés genuino en decirle a todo aquel que me quiera escuchar que en nombre del amor no vale hacer cualquier cosa, porque ellos son seres humanos, están vivos y se merecen lo mejor de nosotros.
La única forma que yo he encontrado para mejorarme como ser humano y como madre ha sido mi trabajo personal de reforma, mi desconstrucción para ser alguien con recursos, merecedora de todo lo bueno que nadie me dijo que merecía. Me he cuestionado, he indagado, he sentido y revivido, sé de dónde procedo, cuál es mi historia y me he puesto en orden con ello y al hacerlo me he sanado y he roto un legado que procedía de generaciones atrás y que estoy segura que no traspasaré a mi hija. Conmigo terminó.
La cuestión es que vamos por la vida creyendo que les damos lo mejor sin hacernos conscientes de lo que les afecta y cómo lo hace. La personalidad de los niños se crea sobre todo en los primeros siete años de su vida. En esos primeros años ellos están vírgenes, son una hoja en blanco donde imprimimos las letras de nuestras experiencias, les metemos una información que llevarán el resto de su vida. Hacemos que sus carriles neuronales sean unos en concreto, su cerebro se está formando y les estamos dando herramientas, buenas o malas, que utilizarán a lo largo de su vida. Es toda una responsabilidad que no podemos tomarnos a la ligera, porque ellos las grabarán en sus pequeños cerebros sin cuestionarlas.
Son frágiles, están puros y deseando ser amados y harán cualquier cosa para que así suceda. Preferirán sentirse ellos como los malos de la película porque necesitan admirarnos para sobrevivir, para poder seguir creciendo. En alguna ocasión le he dicho a mi hija que yo me había comportado “mal”, que había sido “mala” (con palabras para que me entendiera), pero ella lo niega, no quiere creérselo.
¿Te parece que es lo mismo tratar a tu hijo como un ser maravilloso y amado y educarle con esta perspectiva a imponerle lo que tú le ordenas porque si no te enfadarás? No es  sólo lo que les dices sino cómo reaccionas. Es el ejemplo que les das lo que ellos perciben. Lo que les damos depende de nosotros. Ellos se merecen lo mejor de nosotros y nos necesitan. No necesitan maquinitas ni televisión, ni todos los caprichos que nos piden. Esto lo piden reclamando nuestra atención para llenar los vacíos que han empezado a crecer en ellos.
Me parece una oportunidad tan apasionante la que tenemos entre nuestras manos, un verdadero regalo de vida el ver crecer a mi hija. Una oportunidad para crecer y superarme a mí misma.
Yo le pido conciencia a la vida y capacidad para seguir creciendo y pido a aquellos padres que han decidido escuchar que despierten del sueño en el que hemos estado sumidos.
Seamos adultos criando niños y dejemos de ser niños cuidando de otros niños.
Mirian Alonso

jueves, 24 de enero de 2019

OBJETIVOS



Definición de objetivo:
Fin al que se desea llegar o meta que se pretende lograr.
Es lo que impulsa al individuo a tomar decisiones o a perseguir sus aspiraciones. Sinónimo de destino, fin, meta.
Es aquello que existe fuera del individuo que tiene una existencia real o concreta.

Últimamente he conversado con algunas personas sobre sus objetivos o metas en la vida y al hacerlo se han dado cuenta de que no saben hacia donde se dirigen ni cuál es el objetivo que les hace caminar. Yo misma, durante años, andaba y andaba pero sin rumbo, como perdida.
Pareciera que es una pregunta pequeña o fácil de responder “¿cuáles son tus objetivos, metas?”, sin embargo puede que tú mismo que estás leyendo esto en este momento te sientas identificado con estas palabras y tampoco tengas respuesta para ella.
Es más normal de lo que podamos imaginar el ir por la vida como si fuésemos maletas, de aquí para allá, dando tumbos, sin objetivos, sin rumbo, insatisfechos, desmotivados, algo perdidos… y es que ¿cómo saber que estamos en algún sitio si no tenemos el GPS de la intención de ir hacia ningún lugar marcado?
Si en estos momentos cerrara mis ojos veo con total claridad cuáles son mis sueños y hacia donde me dirijo en cada ámbito de mi vida, en aquellos que son importantes para mí. Sé perfectamente lo que me motiva a conseguirlos y también sé que mis valores están alineados con mis objetivos por lo que tarde o temprano, en la medida que actúe en coherencia con ellos, los iré consiguiendo.
Para poder hacerlo y tener claridad, he tenido que pararme a reflexionar y a sentir hacia donde quería ir y a donde quería llegar. Junto a ello, también he indagado sobre lo que me incomodaba, lo que me hacía sentir mal, así como los campos en los que podía mejorar. Es un ejercicio de autorreflexión interna,
Como cualquier viajero, llevar una brújula en la mano para saber el camino que tomar ha de ser el primer paso. También hacer una reflexión profunda sobre cuáles son los valores que nos sostienen en la vida y si estos están alineados con nuestros objetivos porque, en muchas ocasiones, también sucede que decimos que queremos algo pero contradictoriamente no hacemos lo que decimos que queremos (¿cómo es que dices que quieres tener un buen cuerpo pero luego te empapuzas a comer, no haces ejercicio y no te cuidas nada?). Esta contradicción no es siempre percibida a no ser que nos paremos a pensar sobre ello. Ha de existir una coherencia entre los valores que poseemos y los objetivos que tenemos para poder conquistarlos, porque de ello depende que sintamos una motivación para lograrlo.
Me gustaría invitarte a hacer un pequeño ejercicio…Te voy a pedir que te des unos minutos para estar contigo. Apaga o pon en silencio el teléfono, busca un lugar donde te sientas cómodo y siéntate cerrando los ojos con tus pies apoyados en el suelo y con los brazos apoyados sobre tus piernas. Toma unas respiraciones profundas. Tras ellas date unos minutos para seguir respirando a un ritmo natural y observa cómo te sientes en ese momento. Imagina cuál sería el objetivo, meta o sueño que en ese momento te haría sentir  de alguna forma pleno en tu vida, ¿cuál sería?, ¿en qué ámbito de tu vida se desarrolla ese objetivo?, ¿cómo de importante es ese objetivo, meta o sueño para ti?, ¿están alineados tus valores con esa meta, objetivo o sueños que quieres conseguir?. Sigue respirando durante unos momentos más y vuelve al momento presente.
Tras la visualización del objetivo aún quedan muchos pasos que llevar a cabo. Este tan sólo es el principio, tomar consciencia de algo que hasta ahora no concretabas. Tras el inicio hay que seguir caminando hacia nuestro objetivo porque sin él ¿a dónde llegaríamos?

El que tiene siempre ante sus ojos un fin,
hace que todas las cosas le ayuden a conseguirlo”

(
Robert Browning)