Así
terminaba el libro que yo, Mirian, había pensado escribir. Sin escribirlo ya tenía
el final, tenía clarísimo que ella sonreía después de su dura lucha solitaria…
y así ha sido… aunque como todos los finales también hay un punto y aparte y
muchas cosas que no se ven.
Sí he
decidido sonreír, sí he conseguido lograr determinadas metas que me había
propuesto pero no solo sonrío, también lloro lo perdido, lo robado, el vacío
que te deja tras una ardua batalla, y sí…sigo adelante con un de montón de
proyectos por delante.
Supongo
que la vida es eso aunque nadie me lo enseñó. Me he hecho a mí misma y aquí
sigo, viva que no es poco. Supongo que muchos de vosotros o todos también convivís
con vuestros demonios, con vuestras decepciones, con vuestras experiencias… tan
solo soy una más.
Las
últimas semanas han sido anormales para cualquier persona de a pie. Mi rostro
se ha visto en todos los canales de España por haber sido una de tantas
personas que en mi infancia sufrió abusos sexuales, en este caso por parte de
mi padre, y mi voz y mis declaraciones se han escuchado por doquier. Ya estoy
expuesta y he de confesaros que para mí era una obligación hacerlo. Necesitaba
mostrarme sin miedo, sin culpa y sin más vergüenza.
En
algunos momentos he sentido orgullo por lo hecho, porque mostrarse así ha sido
todo menos fácil pero ya está hecho. Ya no tengo nada por lo que esconderme,
nunca lo tuve pero no lo sabía. Lo hice, me destapé, me quité la venda de los
ojos y la mordaza de mi boca. ¿El precio?. ¡Qué precio se puede pagar por una
infancia robada, la propia vida!.
Pero
eso ya acabó, no pretendo ser ejemplo de nadie ni de nada, y tan solo quiero
seguir con mi vida. No voy a hacer de esto mi vida, no seré activista de nada,
soy una más que venció a su monstruo aunque haya secuelas que quedarán toda la
vida. Mi parte ya la hice.
Por el
camino he aprendido mucho aunque también he perdido, mejor dicho, me han
perdido. Se me han caído personas por el camino pero también han aparecido
muchas otras por lo que me siento profundamente agradecida.
Me
gustaría pensar que lo hecho ha servido para algo, quizás para alguien, porque
tanta exposición me ha dejado sin fuerzas aunque en eso de recuperarlas tengo
costumbre Tras cada caída en mi vida volví a levantarme y lo seguiré haciendo.
También
me gustaría pensar que las administraciones, los que tienen la sartén por el
mango, harán algo después del 19 Noviembre. Me duele pensar que el que sufrió
esto y no tiene posibilidades económicas no pueda tener la opción de curarse,
porque aquí en el País Vasco tan solo tenemos una asociación especializada en
los abusos sexuales pero para poder acceder a ella hay que tener la cartera
bien llena.
Pero he
decidido no involucrarme más en esto, porque si no haría mi vida de ello y no
es lo que deseo. Lo que sí deseo es lo que a continuación paso a relataros, mis
cambios, mis planes…
Después
de toda una vida de tomar terapia y formarme en diferentes disciplinas, en
estos momentos me hallo cursando una formación en Coach. Con mi experiencia
vital y todo lo aprendido en las deformaciones cerebrales que sufrimos los
seres humanos, las desviaciones, las trampas que nos ponemos, los bloqueos y
las resistencias que nos alejan de la vida que queremos, creo que esta
formación me complementará en lo que es mi gran pasión y siempre lo fue: el
crecimiento y desarrollo personal. Espero en unos meses daros buenas nuevas, aunque
ya os avanzo que a partir de junio comenzaré una nueva andadura en este campo
impartiendo algunas charlas y conferencias relacionadas con esto que os
comento.
Tengo
una hija preciosa a la que veo crecer cada día. Le debo como madre una vida
digna y libre. Ya rompí la tradición que me ataba al silencio y al abuso en el
que crecí durante mi infancia y al que seguía atada hasta hace poquito. Me
empeño por mejorarme para ser la mejor madre que mi hija necesita y en esto no
hay ningún pero. Se lo debo, me lo debo. No sé lo que es tener una madre que me
ame incondicionalmente, pero de esa carencia nació un amor incondicional hacia
la hija que tengo. Me siento honrada por la hermosa aventura de la maternidad y
defenderé siempre a los niños que son violentados y maltratados de múltiples
maneras por sus padres. No tengo otra forma de hacerlo que mejorándome cada día
yo misma.
Es
increíble la vida, de verdad que sí. Mientras escribo esto repaso mis últimos
tiempos y los cambios vividos, pero hay algo que no cambia cuando regreso a
casa. Por un instante siento el vacío que mi padre dejó dentro de mí y que mi
madre agrandó al dejarme a expensas del monstruo. Ahora soy yo la responsable,
aunque mi vacío duele. La niña que habita en mi interior empieza a confiar en
mí aunque de vez en cuando me reclama su atención porque es ella y solo ella la
que en algunas noches me despierta gritando con que no la abandone, no la deje
sola y no vuelva a los brazos del depredador. Sé que tendré que vivir con ello
toda mi vida, pero yo he ganado la partida, porque en esas noches difíciles la
arropo, la cojo en brazos y la digo…tranquila mi niña, ya no estás sola.
Lo
demás ya no importa, los demás…tampoco, los que me fallaron, los que me
clavaron un puñal, los que me abandonaron, los que me mostraron rechazo, los
que se alejaron por miedo, los que prefirieron el dinero a mi persona… ellos
también tendrán sus pesadillas, pero eso ya no me importa. No le deseo mal a
nadie, pero ya nadie más se aprovechará de mí porque ahora soy una persona
adulta, mi niña interior está cuidada, mi hija tiene una madre que la ama… y a
pesar de que este día ese vacío ha vuelto a llamar a mi puerta he ganado.
Brindo
por la vida, brindo por los valientes y por todo lo que queda por vivir.
Qué emotivo artículo Mirian, me ha encantado, eres un ejemplo a seguir, por tu fuerza, valentía y capacidad de amor. Te deseo lo mejor en todos tus proyectos. Un abrazo.
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